Pienso que estamos hechos de historias. De historias que nos contamos y que nos cuentan. Y he podido experimentar la magia de reordenar mis pensamientos, cambiar cómo me siento o entender las experiencias con más claridad tras escribir sobre ello.
Poner palabras a lo innombrable no es algo que podamos hacer solos. Desde pequeños necesitamos de un otro que nos ayude a nombrar lo que experienciamos pero para lo que no tenemos palabras. Esa necesidad de encontrar palabras para entendernos y expresarnos se mantiene siempre. Y en esto, la lectura se puede convertir en el modo más preciso de nombrar lo invisible.
Mi propuesta es un espacio de reflexión para enriquecernos de todo aquello que las lecturas evocan de uno mismo y el propio proceso de crecimiento, poniendo palabras a lo invisible o innombrable.
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